Gisela Martínez
Diseñadora, tintórea, docente, vestuarista, artista textil y creadora de mundos sensibles.
Fundadora de Indómita Luz y de la organización Cultura Eco Argentina.
Soy Gisela Martínez, y desde que tengo memoria me habito a través de la materia. Mi vínculo con la naturaleza fue desde niña: crecí rodeada de árboles, tierra y mar, donde aprendí a observar los ciclos, a escuchar el susurro del viento y a sentir la vida en cada fibra del entorno. Esta conexión profunda con el mundo natural se convirtió en el cimiento de mi mirada creativa y mi forma de habitar el arte.
Me conecto con los colores, las fibras, los capullos, los hilos y los procesos lentos que transforman lo que tocamos y nos transforman a nosotras también. Esa manera de crear a fuego lento es parte de mi esencia.
Durante mi formación en la Universidad de Palermo, fui reconocida como “indomable” en el diseño por mis profesores, quienes valoraban mi impulso por explorar caminos innovadores y proponer proyectos que desafiaban lo convencional. Mis trabajos se destacaron en la carrera, obteniendo múltiples premios y reconocimientos, entre ellos el galardón al Mejor Proyecto de Graduación, reflejo de mi compromiso con la originalidad y la búsqueda constante de nuevos lenguajes.
Me formé como Diseñadora Textil y luego me desempeñé como docente universitaria, acompañando a otros en su viaje creativo, combinando técnica y expresión con libertad.
Mi recorrido fue siempre amplio y vivo: Me especialicé en modelaría, diseño de indumentaria, fieltro, tintes naturales y sericultura.
Trabajé como vestuarista en cine, teatro y música, diseñando desde lo editorial hasta alta costura, y como productora de fotografía, fusionando imagen, cuerpo y narrativa visual.
He dictado decenas de workshops y seminarios en todo el país, formando estudiantes, emprendedores y productores textiles en técnicas artesanales con foco en el respeto por la vida, los materiales y los procesos.
Desde 2010, comencé a involucrarme de lleno en la recuperación y expansión de la sericultura en Argentina, colaborando con el INTI y el INTA en el desarrollo de proyectos, capacitaciones y acompañamiento a productores textiles de distintas provincias.
A partir de 2012, me recibí y me sumergí completamente en el universo del capullo de seda, trabajando y asociándome en la primera unidad productiva de sericultura en Adolfo Van Praet, La Pampa. Ese año marcó un giro en el camino de Indómita Luz, ya que comenzamos a producir nuestra propia materia prima de seda. Al mismo tiempo, tuve mis primeros pasos en el mundo de los tintes naturales, sin imaginar que esa exploración se transformaría en un lenguaje esencial que me acompañaría toda la vida.
A partir de entonces, me dediqué a capacitar a productores, artistas y docentes en el criado del gusano de seda, el uso de la fibra cruda y sus aplicaciones en diseño contemporáneo.
Mi amor por la seda nace desde su origen: el capullo como semilla creativa. Esa conexión fue un giro vital, una forma de regresar a la raíz.
En 2011, fundé Indómita Luz, una marca que comenzó como línea de indumentaria femenina con corte sastrero, materiales nobles y sensibilidad artística.
En 2015, la marca mutó hacia la joyería contemporánea, un lenguaje más íntimo, más directo. La pieza como objeto sagrado, cercano a la piel.
En 2017, la investigación con materiales naturales y estructuras dio nacimiento a la línea de luminarias, piezas escultóricas que incorporan la luz como materia viva.
En 2020, fundé la organización Cultura Eco Argentina, desde donde llevo adelante proyectos de arte, educación ambiental y comunidad, como los eco murales colaborativos con tapitas recicladas que realizamos en escuelas y espacios públicos de todo el país y el resto del mundo.
Hoy vivo y creo desde la costa atlántica de la provincia de Buenos Aires, al lado del mar, en Claromecó: ese rincón mágico que todos deberían conocer alguna vez.
Trabajo rodeada de animales, hilos, objetos, tierra y mar.
Creo en lo hecho a mano, en lo que respira lento, en el arte como transformación profunda.
Indómita Luz es mi manera de habitar el mundo.
Mi forma de crear está íntimamente ligada a mi forma de vivir. Creo en una vida con propósito, en equilibrio con la naturaleza y en constante transformación. Llevo adelante un estilo de vida saludable, con una alimentación consciente que hoy me encuentra transitando grandes cambios: dejé el gluten y reduje drásticamente el consumo de carnes provenientes de producciones masivas, como las carnes rojas y el pollo. En algunas ocasiones consumo pescados frescos. Reciclar, reducir, reconectar: no son consignas, son elecciones cotidianas.
Vivir en coherencia es, también, una forma de arte.